Mi lugar en el mundo: el baño.

Generalmente cuando uno comparte el lecho hogareño con otras personas (integrantes de la familia en la mayoría de los casos) se hace difícil encontrar un lugar propio. La situación se ve agravada si la familia es numerosa. No se goza del privilegio de poder decir "este es mi lugar" (excepción que confirma la regla, el que duerme en una habitación solo).

Particularmente yo sufro de esa carencia de lugar propio: familia numerosa, comparto el dormitorio con dos hermanos. Siempre hay gente en la casa dando vueltas, como empeñados en romper esos ratos de privacidad. "Mi casa" no es "MI" casa, es la casa de 5 personas más, es decir que como una buena sociedad comunista que somos, el dominio del control remoto (como ejemplo de otras tantas cosas como la pc, o la casa misma para hacer alguna reunión) o pertenece al dictador de turno (léase papá-mamá), o todos detentamos el mismo derecho sobre el mismo, y es acá cuando se abren las rondas de negociaciones: "dale, dejame ver rugby que cuando tenga yo el control te pongo lo que vos quieras"; "dale, dejame la pc que tengo que usarla un rato y después levanto la mesa yo". Se pueden encontrar promesas de lo más diversas e imaginativas. Es lindo ese tire y afloje que se arma: en ocasiones, como en cualquier lado, las negociaciones cruzan los límites de la decencia y el más fuerte, o el que ofrezca un dinero (léase coima, cometa, cohecho, dádiva, o como quieran llamarlo) gana. Creo que esta imagen refleja bien la realidad de una familia numerosa, regida por leyes de tinte animaloides, en la que "hay que compartir". Nada de un televisor por habitación.

Cuando me veo inserto en esta cruel y despiadada realidad, llego a la conclusión, de que el único lugar "mío" es el baño. Si, si...el baño. El baño es de todos, pero el derecho de propiedad muda de titular en razón de quien se encuentre en él y dura el tiempo que sea necesario (una vez que se sale del mismo, pasa nuevamente al dominio público). Es en el baño donde me encuentro conmigo mismo, pienso, reflexiono, toco la guitarra, estudio, me maquillo, hablo por teléfono, etc. Siempre me pregunté por que no hay tv en los baños. Muy simple: si la tv invadiera este ambiente, no tendríamos más un lugar destinado a la creación y al pensamiento reflexivo tan puro y noble, ya que se vería contaminado por un medio masivo de comunicación, y todo lo que ello trae aparejado.

¿Vieron esas personas que cuando van a un lugar nuevo tienen que conocer el baño? Su perversa psiquis les dicta la necesidad fisiológica, porque inconscientemente se sienten sin su lugar propio, y buscan en baños ajenos encontrar la solución a esa carencia. Los tipos se conocen los baños de todos los amigos, vecinos, centros comerciales, boliches y reparticiones públicas.

El baño es tan versátil que es un excelente lugar para relajarse luego de un partido de fútbol, a la vez que un muy buen habitáculo para bailar frente al espejo al ritmo de la música. Lo fantástico es la absoluta privacidad que nos brinda. Se puede hacer gimnasia o leer, cantar o meditar, y todo sin que nadie te moleste.

Verdaderamente el baño de arriba de mi casa es "MI" lugar en el mundo. Algunos creerán que es poco, pero otros se darán cuenta (luego de este artículo) que es mucho. A todos les deseo que en el desorden de una familia numerosa, puedan encontrar su lugar en el mundo, como yo descubrí el baño.