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24 de junio de 2008

Peluqueros, dentistas y taxistas son lo mismo.

Son profesionales (o aprendices de tales) que en mayor o menor medida, siempre frecuentamos. Quien no va al peluquero cada tanto? y al dentista? Tenés que ser un marciano si no te tomás un taxi de vez en cuando.
Siempre me llamó la atención los rasgos comunes que los identifican entre ellos. Por ejemplo: todos sabemos lo "afrancesados" que son la mayoría de los peluqueros (con esto no estoy haciendo un juicio sobre su orientación sexual). O lo delicados, pulcros y ordenados que son los dentistas. Ni hablar de los tacheros, quienes detentan, según ellos, una personalidad ganadora.
Estas tres profesiones están unidas entre si, por el diálogo que siempre mantienen con sus clientes. Sin ir más lejos, voy a contarles mi experiencia con cada uno de ellos.
Oscilo entre dos peluqueros. Me corto con uno o con otro, según la disponibilidad de dinero, o si voy o no con mi progenitor, quien siempre inclina la balanza hacia uno de ellos que fue amigo suyo en la infancia. Los dos dan el aspecto a machotes. Te hablan de minas, bailanta, alcohol y reviente.
Uno de ellos, el amigo de mi viejo, es gordo casi obeso y arrastra los pies cuando camina. Tiene un pasado de delincuencia (ahora también es bastante delincuente, porque cobra $22 el corte) y siempre encuentra el espacio para decirme "vos tenés el pelo de tu mamá, hacele juicio"...o "tu viejo es medio maricón ¿sabías?"...o "quedate quieto o te rebano la oreja con la gillete".
El otro, es un estudiante crónico de psicología. Ampliamente influido por Marx y su idea de la distribución de la riqueza, ya que solo cobra $10. Se la pasa contando situaciones que vive con las mujeres que se levanta en boliches de mala muerte. Lo primero que me dice es que apague el celular porque "el corte de pelo hay que disfrutarlo". A renglón seguido me pregunta "¿vos sos feliz?", lo que es el puntapié inicial de un "corte psicoanalístico".
Cambiando de profesión, mi dentista. Es hiper pulcro, pero un animal con las manos. Es ex-alumno del colegio secundario al que concurrí. Siempre me pregunta si sé algo de los profesores que tuvimos en común y nunca se olvida de contarme la anécdota de cuando le pegó una trompada al cura rector, que fue lo que determinó su expulsión. Siempre se quejó cuando le llevaba los certificados bucodentales en blanco míos y de mis hermanos para presentar en la pileta.
Y para terminar, no podían faltar los taxistas. Si bien no es un servicio que use asiduamente, siempre que tomo un taxi, me enredo en alguna conversación con el chofer. Siempre saben algo de política que no salió a la luz, porque llevaron como pasajero a uno de los involucrados. Siempre se ganaron alguna mujer por ser solo "choferes de taxi". "Seee papáaaa...con el tasi se gana!!!" siempre dicen.
Yo desafío a que me cuenten la experiencia de algún peluquero, dentista o taxista con el que no hablen. Eso es lo común a los tres, que siempre se entabla alguna conversación.

3 comentarios:

Araña Patagonica dijo...

Hace 9 años que voy a la misma peluquería cada 2 meses.
Si te digo que si en 9 años la peluquera debe haber hablado conmigo (con las demas clientas veo que tampoco habla) no mas de 200 palabras.. me crees??

Y la verdad.. te soy sincera: creo que perduro en el tiempo yendo a su negocio por eso.

Cuando tengo que llevar a mi hijito a cortarse el pelo, es un martirio: el peluquero NO PARA de hablar y a veces no me dan ganas de emitir ni un monosilabo (y ojo que hablo hasta por los codos, pero cuando tengo ganas.. )

De los dentistas me enferma que mientras estas con la boca abierta te pregunten cosas que DEFINITIVAMENTE no podes responderle más que con un "ahhhha.. ahhhhha..".

Y de los taxistas he visto de todo: los que hablan hasta por los codos (se las ingenian de alguna forma para contarte en 10 minutos su vida completa) y los que ni siquiera saludan: eso si, la semana pasada a uno le hice bajar el volumen de un cd de opera que tenia puesto el loco (que nivel!!) muy, pero muy fuerte.. despues de estar 10 horas encerrada, atendiendo 2 lineas de telefono, clientes y demás.. lo unico que queria era SILENCIO. Por lo menos me podria haber consultado si me molestaba. Le hubiera dicho: SI!!!

Un gusto haber pasado por aquí y hacer tremenda descarga sobre los habladores compulsivos.

No estamos leyendo

Maggie dijo...

Aunque soy buena conversadora, prefiero ser seectiva en mis interlocutores privilegiados.
Mi peluquera es una de las elegidas. Es entrerriana, habla hasta por los codos y es más guasa que Silvia Suller y Moria Casán juntas, pero la amo.
De los taxistas, por el contrario, aprecio el silencio.
Pero ayer, justamente, me subí a uno tipo camionetita Kangoo que tenía en el respaldo del asiento deantero, es decir, enfrentado a mí, un pequeño monitor para mirar MTV. Y mi maldita pregunta típica de mina a la que no hay falo que le venga bien fue: ¿Y por qué no se oye nadaaaaa?

Maggie
deberiadarmeverguenza.blogspot.com

Salzanita dijo...

Excelente post jajajaja. Aunque sea raro en mi condición de mujer no suelo ir a la peluquería...odio al dentista (por lo que voy una vez cada 10 años) y viajo todo el tiempo en bondi o en bicicleta...pero conozco a estos especimenes y puedo confirmar tu regla.

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