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13 de mayo de 2008

Cosas que nos marcan

Esta entrada se origina en el nefasto episodio ocurrido un par de días atrás...En un comercio (no vamos a develar cual) nos encontrábamos mi hermana mayor y yo. Nos separaba el mostrador, yo estaba del lado de los clientes, ella del lado de los que atienden el local. A viva voz describió un hecho acaecido la noche anterior: - fue muy gracioso lo tuyo anoche, a las 2.50 am, mientras dormías gritaste "no, mamá...no mamita, por favor no...". Esas fueron sus palabras cuasi gritadas. Estupefacto la miré con una mirada al mejor estilo zoolander para que se callara, debido a que los clientes que estaban en ese entonces rodeándome empezaron a hacerme comentarios al respecto, y risas burlonas empezaron a sonar al unísono.
Ese mismo día estuve hablando con mi progenitora acerca de los métodos de crianza que tuvo para con sus hijos. Muy diversos por cierto para cada uno de ellos.
Se ve que el más chiquito los agarró con el caballo cansado y gozó (y goza) de las más amplias prerrogativas en todo sentido. El no pide permiso para salir, el dice "hoy tengo un cumpleaños" y automaticamente le dan plata (no se si por la inflación o que, pero le dan 4 veces -SI, SI 4 VECES!!!- lo que me daban a mi y los demás hermanos).
A él nunca lo amenazaron con hecharlo de casa con escasos 10 años. Ni lo dejaron hasta las 21 hs. en el colegio acompañado por los curas de la comunidad por no haber copiado la tarea. Ni siquiera lo mandaron una noche de invierno a dormir al patio por haber roto un reloj. El no tuvo que aprender a dividir bajo la amenaza de un cinto. El jamás tuvo que poner la cabeza adentro de la cocina con el gas del horno encendido por no haberse lavado los dientes. Sin ir más lejos nunca lo ataron en la cama y le pusieron un goteo constante en la frente por haberse llevado materias.
De hermana mayor abanderada en primaria y secundaria, me tocó ser de chiquito el que les allanó el camino a los hermanos menores. Las exigencias eran muchas, pero a fuerza de amonestaciones, guardapolvos rotos, materias previas, y moretones logre que el piso de mínima para mis hermanos menores sea mucho más bajo.
Muy probablemente lo que soñaba cuando grité esas cosas, era la situación cuando mi mamá llamaba a la casa cuna y me armaba la valija porque "me iban a buscar". Yo lloraba y le pedía por favor que no...arrodillado y casi en posición de alabanza le decía que la quería mucho y que de ahí en adelante me iba a portar bien. Era desde chiquito poco orgulloso y fiel a mis sentimientos, no me importaba arrastrarme llorando por el piso pidiendo clemencia. Muy distinto actuaba mi hermano, quien con solo 5 años dijo que se iba, y se fue...hoy todavía lo estamos buscando. No, mentira, mi mamá se retractó cuando cruzó la puerta de calle y solo un cachetazo le voló todos los dientes de leche. Los definitivos los tuvo todos torcidos por haber perdido antes de tiempo los de leche. Y tuvo que salir a juntar cartones con un changuito para poder pagarse la ortodoncia ya que mi mamá se negó rotundamente a colaborar.
Como me habrá marcado esa situación que hasta los 23 años sueño con eso! ¿Que pensaría mi esposa si cuando esté durmiendo con ella vivo el mismo episodio? ¿Es eso causal de divorcio?
De chicos con nuestro comportamiento muchas veces torturamos a nuestros padres. Pero ellos con sus castigos y formas de educarnos nos marcan a fuego para toda la vida. Tanto para mal, como es el caso que describí anteriormente, como para bien, porque los valores que aprendemos en casa no los olvidamos más.

2 comentarios:

Salzanita dijo...

Es verdad lo que decis...y tambien es verdad que cuando sos padre descubris cuanta razon tenian tus viejos en algunas cosas...
Vos tambien sos de Rosario no? Sabes de la reunión en el CEC el sábado a las 15 sobre los blogs?...

Anónimo dijo...

Jajajaja, muy buenos tus posts. La re exageraste con los castigos, me mate de risa! Marie.

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